sábado, 4 de junio de 2011

MI CIUDAD, MI PERSONALIDAD

¿Cómo vivo la ciudad?

Cuando uno se pone a pensar lo pequeño que puede ser el mundo a los ojos del universo y lo enorme e interminable que lo es para el hombre, se llega a la conclusión de que somos una espora microscópica dentro de un campo infinito de flores.
Cuando pequeña, me gustaba recorrer el piso de concreto del estacionamiento de nuestro departamento en Patria.  Aquel estacionamiento me parecía infinito.
Calculo que a los tres años la estatura de una niña promedio es de menos de medio metro y que yo no era la excepción. El hecho es que recuerdo perfectamente que los automóviles dejaban marcas de llanta al arrancar y que me emocionaba mucho caminar, brincar y ladear las líneas oscuras que manchaban el concreto gris de dicho lugar siempre tomando la mano de mi madre.
Al subir al automóvil, mis recuerdos realmente se pierden. Ya que yo no tenía un control real de mi destino  ni conocimiento acerca del lugar a donde me dirigían mis padres. Caminar por aquel estacionamiento era la única noción de espacio que mi mente podía comprender además del departamento y su jardín. Yo sabía el camino al coche, y las líneas que debía tomar para llegar a él.
Tiempo después, un mundo nuevo se abrió ante mis ojos. Un mundo rodeado de pasillos y jardines. La escuela.
En este lugar debí aprender  a diferenciar un salón de otro, memorizar el camino al sanitario e incluso encontrar atajos para llegar a la enfermería. Descubrir escondites para los juegos del recreo y encontrar espacios acolchados para dormir sin ser atrapada.
Al crecer un poco más, comencé a tomar lecciones de danza y pintura. Por tanto, mi ciudad se expandió fuera del ambiente escolar y hogareño.
Existe un camino en mi vida que a mi percepción es de los más bellos; La ruta al aeropuerto…
Sé que suena muy extraño pero desde temprana edad disfrutaba pensar que aunque el camino fuera espantoso lo que me esperaba después de subir a un avión sería nuevo y espectacular. Cuando comencé a viajar  mi ciudad pasó a convertirse en MI mundo.
Un mundo que dista mucho de la cotidianidad.
A lo largo de mi vida he aprendido los diferentes caminos. El de los antros, la escuela, las casas de amigos y amigas, ex novios, consultorios, restaurantes y trabajos; incluso superé mi miedo a manejar por periférico para llegar a la universidad.
Metafóricamente hablando también he tenido la bendición o desgracia de caminar por diferentes senderos. El bueno y el no tan bueno.
El hecho innegable es que yo he escogido que camino he de tomar siempre. Mi experiencia en la ciudad se debe a los caminos que he decidido andar; ya que gracias a mi forma de ser, he conocido personas que me han presentado ciertos lugares; que ahora forman parte de mi vida de manera imborrable.
Estos caminos, me han brindado las mejores y peores experiencias que se resumen dentro de; mi personalidad. 

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