sábado, 4 de junio de 2011

Mi barraca bajo la mesa

Escucho pájaros.
Su constante aleteo no deja que me concentre; es tan fuerte y  claro como tambores de guerra desesperados por advertir a las tropas que el ejército enemigo está mucho más cerca de lo debido.  
-          ¿Escuchas eso? - 

Mi pulso se acelera, al punto que se coordina  con ese insoportable aleteo. Miles,  millones de criaturas revolotean por encima de mi cabeza. No puedo siquiera escuchar mis pensamientos.
Me siento atacada por el ruido infernal de todos y cada uno de aquellos animales.
Temo mirar al cielo.
-         
¿Escuchas eso? – Exclamo agitado.
Mis manos sudan a causa del dolor que me provoca apretarlas contra las uñas largas. Siento aquel punzante dolor, pero no puedo aflojar los músculos. Todo mi cuerpo se tensa.
Comienzo a dudar. Tal vez lo que escucho no son pájaros; las alas ya no suenan como tal, ahora solo puedo percibir un sonido sordo.
Silencio.

Algo en mi interior me impulsa a romper el congelamiento muscular y correr a esconderme. Si, esconderme.
Diviso una barraca; esta cerca. A poco más de un metro de distancia.
Sin pensarlo más tiempo…. Salto hacia aquel hueco y me siento refugiado.
Escucho.

Una voz muy familiar.
La voz se acerca a mí, me llama desaprobatoria por mi nombre completo y una fría mano me sujeta del brazo. Mi cuerpo se tensa de nuevo y mis ojos se cierran fuertemente.
-          Philip. Philip Johnson. -
Un cobarde alarido se escapa de mi garganta.
-          Philip Johnson, mírame… Abre los ojos.  – La voz suelta un suspiro de pereza.
Yo, aprieto aun más los parpados.
-          Philip, cuantas veces tendremos que atravesar la misma situación. La guerra terminó hace  ya diez años. Te encuentras en el hospital St. Markus. Sano y salvo. –

Lentamente abro los ojos. Diviso la Figura de un hombre vestido de blanco.
-          Ven Philip. Vamos a que tomes tus medicamentos. - 

2 comentarios:

  1. Cabe aclarar que esta pequeña historia se me vino a la mente en el transcurso de la tarde. Es un simple borrador... pronto la corrijo y la subo.

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